Para muchos profesionales la mejor solución que tenemos hoy día es realizar ambos tratamientos conjuntamente: psicoterapia y medicación. Pero hay una serie de situaciones donde está especialmente indicado. Citamos algunas:
1-Cuando la angustia o la tristeza o la pérdida de control y la impulsividad son elevadas y al mismo tiempo la persona quiere comprender qué le pasa y comprometerse a hacer algo propio para cambiarlo.
2-En situaciones de duelo que no se resuelven, pérdidas de seres queridos (o posesiones) traumáticas e inesperadas. También en depresiones con mucho componente emocional y en aquellas que han sido tratadas con medicamentos pero no se resuelven o cuando se recae mucho. En aquellas situaciones que precisen una mejoría sintomática y al mismo tiempo la resolución de algunos conflictos internos.
3-Problemas psicológicos que llevan a situaciones con mucha ansiedad y que impiden pensar y utilizar los recursos propios. Problemas de personalidad, de forma de ser que crean problemas continuos por hipersensibilidad, interpretaciones basadas en la desconfianza, temor a la pérdida, dependencia...etc.
4- Cuando se necesita contención o capacidad para no dejarse llevar por los impulsos y la persona aún no ha desarrollado esa cualidad.
5-Cuando se tienen problemas psicosomáticos (cáncer, epilepsia, anginas de pecho o infartos, colitis ulcerosa o crohn,..etc) con depresión esencial o alexitimia, o pensamiento operatorio.